Renovación bodegas W. & J. Graham’s.


Es posible que más de uno en estas fechas hayáis disfrutado con un vino de Oporto, caracterizado por su gran intensidad aromática, la presencia del alcohol, su dulzura y la tanicidad en algunas de sus categorías.

Hoy os voy a hablar de W. & J. Graham’s, una de las marcas más destacadas cuando hablamos de vino de Oporto, y de la reciente rehabilitación de sus bodegas, pero antes quiero hacer una pequeña introducción de esta interesante variante de vino que tiene el honor de ser la primera denominación de origen.

Aunque es parte de la identidad portuguesa, la historia del vino de Oporto está muy relacionada con Gran Bretaña. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, época de la que ya se tiene constancia de intercambios comerciales de cierto antecedente del vino, aunque no llegaría a empezar a definirse realmente su calidad hasta el siglo XVII. Inglaterra ayudó a Portugal en su lucha contra los españoles y, en agradecimiento y como pago, se le concedió a sus aliados una serie de privilegios fiscales tanto para comerciar como para producir vinos en tierras lusas.

Ya en el siglo XVIII eran numerosos los asentamientos británicos en la zona, que comerciaban con sus propias producciones. En 1703 se firmaría el definitivo Tratado de Methuen, mediante el cual se otorgaba el monopolio de los vinos portugueses a la corona británica. Las exclusivas fórmulas del oporto se iban terminando de perfilar, hasta que en 1756 el marqués de Pombal, Primer Ministro portugués, consiguió regular y delimitar la producción, surgiendo así la primera denominación de origen de vinos de la historia.

Existen distintas variedades de vinos de oporto, pero todas se caracterizan por compartir una característica que es la que distingue a estos caldos, la interrupción de la fermentación mediante la adición de un aguardiente. Esta técnica se desarrolló entre los siglos XVI y XVII para conseguir una mayor estabilidad en los vinos y que así aguantaran mejor los largos viajes por mar. Por tanto, el oporto es un vino fortificado al que se interrumpe la fermentación de sus azúcares de forma deliberada.

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La familia Graham, de origen escocés, es consideraba por algunos historiadores contemporáneos como «los príncipes mercantes de Gran Bretaña». Su gran popularidad se debió a sus amplios intereses comerciales tanto en Escocia como en la India. Los hermanos Graham, William y John, fundaron en Oporto una empresa para el comercio textil. En 1.820 aceptaron veintisiete barriles de Oporto como pago de una deuda. Los dos hermanos decidieron dedicar sus energías a hacer los mejores vinos de Oporto del valle del Duero: nació Graham’s Port.

A lo largo del siglo XX, mientras se extendía la fama de los vinos de Oporto por todo el mundo, el nombre de Graham’s se fue asentando, sobre todo gracias a la producción de cosechas especialmente buenas que permitieron embotellar vinos Vintage que todavía hoy se cotizan a precios muy elevados. En 1.970 los herederos vendieron la compañía a la familia Symington, también ligada al mundo vinícola, que continúa el legado de sus fundadores.

Renovación estética de las bodegas.

El proyecto ejecutado a principios de 2.013 fue dirigido por Nuno Gusmão con la ayuda de los diseñadores Giuseppe Greco y Joana Proserpio, todos ellos del estudio portugués P-06 Atelier.

A diferencia de otras bodegas que han invertido en grandes proyectos arquitectónicos para captar nuevos clientes, el proyecto realizado por Nuno Gusmão para  W. & J. Graham’s supone la recreación de los espacios existentes con una carta mínima de colores y un enfoque atemporal, un cambio elegante, homogéneo y funcional que renueva completamente la estética de la bodega

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Entre estas dos fotografías, superior e inferior, se pueden apreciar los grandes cambios realizados en la zona del bar.

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El proyecto consistió en la reinvención global de la mayor parte de la bodega de 193 años de antigüedad, con objeto de adaptar los nuevos espacios al recorrido de la visita y crear una experiencia única en los visitantes de la misma.

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Se intervino en el vestíbulo, el auditorio, la sala de exposiciones, la sala de catas, la sala vintage, la tienda, el restaurante y el bar. Algunos de estos espacios no existían antes y otros fueron renovados para adaptarlos a la nueva gira planteada para los visitantes.

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Se diseñaron los interiores, se hicieron muebles a medida, se creo un nuevo sistema de señalización así como una exposición permanente. El objetivo era hacer una intervención con carácter atemporal de tal forma que existiera una percepción sensorial de que todo «estaba ahí desde el principio y que permanecerá así para siempre», evitando la sensación de «ambientes falsos de época » y la creación de una sensación general de «prestigio histórico».

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Los materiales y los colores utilizados se limitaron al mínimo; madera y hierro, negro, blanco y el color de madera natural. El mobiliario fue construido siguiendo técnicas artesanales antiguas (no contrachapados, sin revestimientos, sólo de madera sólida), y fue diseñado para ajustarse a la escala de cada espacio.

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La tipografía también fue cuidadosamente seleccionada para ser coherente con el resto del proyecto y transmitir los mismos sentimientos que los espacios recreados, apostando por técnicas tan antiguas como el grabado en madera y las letras metálicas e introduciendo un novedoso sistema llamado Wallprint, que permite «tatuar» literalmente los textos  y las imágenes directamente en las paredes de madera.

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Las fotografías son de Fernando Guerra + Sergio Guerra. Os invito a visitar su página porque este fotógrafo es uno de los pioneros en la divulgación de la arquitectura portuguesa.

JMB

Soy diseñador por vocación y formación, aunque mi vida profesional gira entorno al marketing y la comunicación de empresa. Me apasiona la creatividad y la innovación, así como el “Branding” de las grandes marcas, a las que sigo muy de cerca y de las que aprendo día a día.

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